"Amar es destruir, y ser amado, es ser destruido". "Me amas,
¿Real o no real?", "My name is Ron. Ron Weasley", "Lo juro por
el Ángel Raziel", "El fuego se propaga, y si nosotros ardemos, tú
arderás con nosotros", "Switch and flip: Vingardium Leviôsa".


miércoles, 10 de julio de 2013

Lazos de Sangre: Latido (lll)

—¡No lo sé! —Estaba exasperado y se rascó las sienes—. ¡No me parece correcto, simplemente! Quedarme aquí sentado, contigo, mientras él está por ahí. 
—Estoy de acuerdo con todo, excepto con esa pulla que acabas de lanzarme —dije. 
—Oh, vamos, no pretendía decir eso. ¡Lo que quería decir es que debería estar ahí fuera, con Ezra! 
—Y no aquí sentado fingiendo como yo —dije para rematar su frase. 
—Que sea imposible no me hace tener más ganas de estar contigo —dijo, lanzándome una mirada. 
—¿Y quién dice que yo quiero que estés conmigo? 
—¿Por qué estás aquí? —preguntó Peter con franqueza, mirándome. 
—Hum, bueno... —tartamudeé—. Ezra nos contó que andabas metido en problemas y, hum..., me ofrecí a acompañarlo. 
—Pero eso no explica por qué estás aquí —dijo, recostándose en la cama. 
—¿A qué te refieres? —pregunté. 
—No puede ser que yo siga importándote. 
—Por supuesto que me importas. No como antes, pero sigues importándome —dije. Entonces vacilé, incómoda—. ¿Yo a ti no? ¿Ni... un poco? 
—De todas maneras, no sé si estábamos verdaderamente vinculados —respondió Peter bruscamente, ignorando por completo mi pregunta.
 Era una afirmación tan ridícula —casi tanto como si hubiera dicho que el cielo era morado—, que ni siquiera supe cómo rebatirla. No existía otra manera de describir lo que habíamos experimentado juntos, y él lo sabía. 
—¿Y tú por qué viniste aquí? —le pregunté. 
—Porque me gusta Finlandia. 
—Sí, de acuerdo. —La colcha se resbaló por mis hombros y volví a cubrirme con ella—. ¿Viniste hasta aquí para unirte a una manada de vampiros locos sólo porque te gusta Finlandia? Yo diría que estabas buscando que te mataran. 
—¿Y por qué querría yo eso? ¿Por ti? —Se levantó rápidamente y me regaló una sonrisa socarrona—. Eso es lo que piensas, ¿verdad? ¿Que no puedo vivir sin ti? Me parece que se te ha subido un poco el ego, ¿no crees? 
—No..., no es lo que... —tartamudeé, pero en seguida enderecé la espalda—. Cuando perdiste a Elise, estuviste a punto de... 
—¡No menciones a Elise! 
—¡Sólo intento ayudarte, Peter! No sé por qué te enfadas conmigo por hacerlo —dije. 
—¿Es ésta tu forma de ayudar? —dijo Peter, con una oscura carcajada. 
—¡¿Cómo quieres que te ayude?! ¡¿Qué quieres que haga?! —le grité, frustrada. 
—Quiero que... —Estaba dolido, y su aspecto era sorprendentemente vulnerable, pero se interrumpió y movió la cabeza de un lado a otro. Se puso serio y se dejó caer en la cama—. No quiero nada de ti. Ya no.

Peter y Alice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario