—¡Oh! —Bobby sofocó un grito, y bajó a continuación la voz para susurrarme—: Ya te dije que la policía andaba metida en esto.
—Bobby —dije entre dientes.
—¿Podríamos acabar de una vez por todas con este tema? —dijo Dane, exasperado, mirando el reloj de color rosa y verde fluorescente que llevaba en la muñeca.
—¡Dios mío! —dijo Bobby, señalándolo—. ¡Se supone que este tío es un cazador de vampiros y lleva un reloj de plástico de lo más cutre! ¡Estos tipos no son serios!
—¡Bobby! —exclamé.
—Me da igual. Lo único que digo es que esto parece una broma —insistió Bobby.
—Si no cierras el pico, la que te mataré seré yo —dije, mirándolo furiosa, y Bobby puso los ojos en blanco.
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