—¿Qué demonios pasa con esta chica? —preguntó Violet con incredulidad.
—Me pertenece —gruñó Peter.
Me tendió la mano, como si esperara que fueran a entregarme después de aquella declaración de intenciones. Como si todo fuese un malentendido y no una evidente situación de secuestro/asesinato/violación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario