"Amar es destruir, y ser amado, es ser destruido". "Me amas,
¿Real o no real?", "My name is Ron. Ron Weasley", "Lo juro por
el Ángel Raziel", "El fuego se propaga, y si nosotros ardemos, tú
arderás con nosotros", "Switch and flip: Vingardium Leviôsa".


sábado, 29 de junio de 2013

Lazos de Sangre: Instinto.

«—Acabo de ducharme —dijo Peter.
Su voz lírica consiguió apaciguar el trance en el que estaba sumida, aunque sin romperlo del todo.
—No pretendía molestarte —murmuré. Me costaba hablar con claridad.
—No, no pasa nada. —Se sentó en la cama y agitó la cabeza con fuerza para alborotarse el pelo.
Permanecí en la puerta a la espera de que dijera algo más sumida en un debate interno. Era como si algo tirara de mi y quisiera arrastrarme hacia él. Como si tuviera una cuerda atada al corazón y alguien estuviese físicamente tirando de ella. Peter me miraba con una expresión que no era capaz de interpretar, su mirada parecía atormentada, sin lugar a dudas.
—Puedes pasar si quieres —dijo por fin.
[...] De pronto me encontré sentada peligrosamente cerca de él.
Cogí aire, olía a manzanas dulces.
[...] Como una idiota remendada, dije:
—Hueles bien.
Me sonrió con sinceridad por primera vez, una sonrisa que me sorprendió por su inmensa perfección. Entonces, rió con suavidad, provocándome un hormigueo en todo el cuerpo. Casi me estremecí de placer.
—¿A qué huelo? —Peter se acercó a mí, como si quisiera compartir un secreto.
Lo tenía tan cerca que cuando soltó el aire, un mechón de su cabello húmedo me rozó la mejilla. Me tembló la piel con expectación, exigiendo más.
—¿A manzanas? —Me pregunté cómo había reunido fuerzas suficientes para poder responderle.
Sabía que aquella conversación no tenía sentido y era aburrida, pero no podía evitar que la mayor parte de mi cerebro estuviera ocupada en él. Y no me refiero a pensamientos relacionados con él, sino a él. Era como si hubiera penetrado en mi interior y formara parte de mí. Y eso no me bastaba. Estaba desesperada por tenerlo entero.
—Sí. —Me regaló una sonrisa torcida y se apartó un poco de mí.
Sin pensamiento alguno por mi parte, mi cuerpo se movió para corregir la distancia que había entre nosotros. Habría preferido quedarme donde estaba, pero mi cuerpo insistió en acercarse a él.
—¿Por qué me odias? [...]
Grité mentalmente: "¡Calla, calla! ¡No puedes decirle esto!". Pero era como si Peter hubiese cortado el riego sanguíneo de la parte de mi cerebro que controla mi inhibición. Si no iba con cuidad, acabaría confesándole mis más íntimos secretos.
—No te odio. —Estaba azorado, y bajó a la vista.
[...]
—Entonces, ¿por qué actúas así? —insistí.
[...]
—No lo sé. —Levantó la vista y se quedó mirando al frente a nada en concreto. 
—Pero quieres odiarme. —Mi voz era casi inaudible, pero él me había oído. Aunque no tenía fuerzas para hablar, las palabras salían sin cesar de mi boca.
—Eso no es del todo cierto. —Sus facciones se suavizaron de nuevo y se volvió para mirarme.
Sus ojos me abrasaron y noté el corazón retumbando en mi pecho. Con una delicadeza enorme, posó su mano sobre la mía y volví a sentir la descarga eléctrica del día anterior, más intensa esta vez. Una oleada de placer me recorrió por entero y cerré los ojos.
Entonces, de repente, retiró la mano y abrí los ojos. Su cara estaba a escasos centímetros de la mía y su expresión era tremendamente voraz. Ni titubeó ni se movió, pero cuando habló lo hizo con su voz transformada en un ronco gruñido.
—Vete antes que te haga algo muy malo.
—Puedes hacerme lo que quieras —susurré, y Peter se estremeció al escuchar mis palabras.
—¡Vete! —rugió.
Su voz era hiriente, pero consiguió ponerme en movimiento.
[...]
Llegué abajo aturdida y jadeante. Existía una probabilidad muy real de que acabara de librarme por los pelos de un tremendo peligro. Y lo peor era que una parte de mí seguía deseando subir corriendo y dejar que Peter hiciera conmigo lo que quisiera con tal de estar con él.»

    — Lazos de Sangre: Instinto || Peter y Alice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario